domingo, 18 de marzo de 2012

Tximitxurri

El Madrid está en cuartos de la Copa de Europa por segundo año consecutivo y con un rival por delante que lo sitúa ya en semifinales. A día de hoy no tenemos noticias de que Florentino Pérez le haya hecho a Mourinho una propuesta de renovación y eso nos extraña. Si Florentino dirigiera el Madrid como dirige sus empresas, un ejecutivo como Mourinho estaría atado y bien atado para los próximos lustros pero el fútbol es otra cosa. La victoria del Madrid les supo a poco a los ocupas del Bernabéu que babearon, en cambio, con la nueva demostración del Athletic de Bielsa contra el peor ManU de los últimos quince años. En Bilbao estuvieron Valdano y Segurola de ayudantes de parrillero del rosarino para que no se le pasasen la entraña ni el chorizo criollo. Para que no faltara nadie, ayer saltaron a escena Cruyff y Menotti, hartos del ninguneo, y para que su voz tuviera eco gritaron contra esa montaña que ha resultado ser Mourinho. Cruyff es un autor de una sola obra, hasta Kennedy Toole dejó dos, y no se espera ninguna otra. Aquel Dream Team hacía un fútbol maravilloso, superior al del Barça de hoy, pero ganó tres ligas en el último aliento y fue ridiculizado por Capello en Atenas. Menotti es el Perón del fútbol donde ese Guardiola que no renueva es Evita y Bielsa es Isabelita en su exilio español. Las críticas de Menotti al entrenador del Real Madrid provocaron cierto revuelo en Twitter y en defensa del seleccionador de la Argentina de Videla salió una muchacha con dialéctica de montonera que resultó ser hija de Ángel Cappa (ya estamos todos) y que, incomprensiblemente, no sale en el anuncio de Loewe. Meseta puso a la muchacha en su sitio, lo que no le resulto difícil dado el plano discurso de la mina que le ha servido, sorpresa, para trabajar donde Pedro Jota. Necesitamos que algún equipo traiga de vuelta a Bilardo antes de que esta secta argento-bilbaína le acabe por devolver el fútbol a la gente y se acabe el espectáculo. La conexión montonero-abertzale la comenzó la Bonafini en su momento y, como ya avisé, Bielsa la está aplicando al fútbol. El tximitxurri.

Hoy volvía al Bernabéu Pellegrini, el ingeniero que todo lo reducía al puntaje. El año del chileno en el banquillo del Madrid fue un año perdido en la lucha contra el pensamiento único pues tanto él como Valdano no eran sino colaboracionistas. En lo estrictamente deportivo será siempre recordado por aquella eliminatoria de Copa contra el Alcorcón que es una de las páginas más negras de la historia del madridismo. Cierto que tuvo que soportar una virulenta campaña mediática orquestada en su contra pero se la tenía bien merecida por su absoluta inanidad en los momentos importantes. Ese carácter de Pellegrini le resultaba perfecto a Valdano y a la gauche divine pero a muchos nos ponía de los nervios. Parecía que el chileno se untaba cada mañana mermelada de Valium en las tostadas y contagiaba a los jugadores de esa abulia que costó tan cara también en Copa de Europa. "La debilidad de carácter es el único defecto que no se puede enmendar", afirmaba con razón François de la Rochefoucauld.

El Málaga se ha llevado un empate del Bernabeu durmiendo el partido en la primera parte y marcando con el tiempo cumplido tras una segunda en la que el Madrid debió adquirir una cómoda ventaja. Digan lo que digan mañana los diarios, el empate fue un premio exagerado para un equipo, el de Pellegrini, con mucho toque pero sin instinto asesino. Los mejores minutos del Madrid coincidieron con el despertar del letargo de Özil que había tenido uno de esos días oscuros que alterna con otros en los que su presencia ilumina la cancha. Benzema tuvo destellos pero falló una ocasión con todo a favor de la que ahora nos acordamos y que esperamos olvidar pronto. Seguimos echando en falta a Di María y a Xabi Alonso. Lo del primero es cuestión de tiempo, tememos que lo del segundo también. Está semana en Barcelona no hablarán de los árbitros y yo tampoco.

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